15 de mayo de 2011

Cultura Casquivana: Anticuario Parque de los Reyes

Me gusta lo viejo
 

Ayer con el Esclavo Personal salimos durante la tarde a pololear-pasear por Santiago, de esas salidas que a veces hacemos y que no tienen rumbo ni destino, de subirnos al auto y manejar por ahí mirando barrios lindos y lugares por los que no transitamos muy seguido o transitamos por abajo (en el metro). Bueno, el asunto es que fuimos a dar a la venta de antigüedades que está frente al Parque de los Reyes, cerca de la estación Mapocho.

¿Han ido ahí? es un galpón gigante que está sobre la Ave. Brasil y está lleno de muebles antiguos, restaurados, sin restaurar y a medio camino. Ayer casi no había gente porque llegamos ya tarde pero fue mejor porque pudimos pasear y mirar a nuestro antojo, preguntar precios y hasta descubrir alguna que otra joyita por ahí escondida al fondo de uno de los cientos de puestos en los que está repartido el lugar.

Ya había ido ahí un par de veces a mirar muebles y curiosidades antiguas y esta vez como siempre me produjo la sensación de estar entrando a un lugar cargado de cierta energía mística que no puedo explicar con palabras, pero que se siente en la piel y en el silencio que escuchas al caminar por los pasillos. Descubrí que mi debilidad son las sillas y los sillones individuales, quizás porque soy eterna lectora y siempre estoy buscando el lugar ideal para sentarme con un buen libro, pero me los llevaría todos para forrarlos con telas coloridas y mullidos cojines. Eso sí, no tendría donde ponerlos porque mi depa es muy pequeñito.

También descubrí que tengo debilidad por todo lo viejo, que si tuviera una casa grande la llenaría con muebles, libros y lamparas de ese lugar buscando recrear la magia y la mística de todos esos objetos que alguna vez formaron parte de otra época, que aunque objetos muertos servían para la vida de las personas: espejos de tamaño monumental en los que cuantas personas se miraron, armarios de tres cuerpos en los que las señoras de la casa guardaban sus ropas juntos con otros secretos de familia, tocadores de los años 30 donde las mujeres ponían sus perfumes, sus joyas, soñando, pensando, planeando algún momento especial de su vida.

Todos están ahora dormidos, como hibernando. Siguen siendo muebles muertos pero esperan a formar parte de la vida de nuevo...ah, si pudieran hablar! contar todo lo que han visto, las cosas que dentro de ellos se atesoraban  (fueran de valor o no), los secretos que escucharon y que no pueden repetir.

Dense una vuelta por ahí, es un viaje de descubrimiento según mi experiencia, y también un deleite para los ojos y para la imaginación. Quizás descubran que -como a mí- les gusta lo viejo.

*Por Mexicana

2 comentarios:

  1. En ese lugar habían escritorios?

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  2. Sip, de todos tamaños y épocas... Especialmente en lis puestos del fondo pero tienes q buscar con calma porque entre tanta cosa pasam casi inadvertidos.

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