31 de mayo de 2011

Actitud Casquivana: Empatía

Ponerse en los zapatos del otro
 

El sábado pasado mientras recorríamos RoperoPaula, aprovechamos para descansar en una de las áreas donde servían tragos de cierta marca de vodka mientras veíamos un desfile, en ese lapso de unos 30 minutos sucedieron dos cosas que me dejaron con la boca abierta. Primero, nosotras estabamos en una mesa de esas altas que estaba situada detrás de un sillón del mismo stand de vodka,  la ubicación era súper buena porque toda la gente adelante de nosotras estaba sentada y por lo tanto teníamos vista panorámica a la pasarela. Comenzó el desfile y la vista panorámica desapareció ya que la gente que no podía ver bien desde otros lugares fué a acomodarse frescamente ahí sin la menor consideración de los que estabamos sentados en las mesas.

Terminó el desfile y comenzaron a servir los tragos de vodka, nosotras seguíamos en pocesión de la mesa, ya que si bien había sido inútil cualquier esfuerzo por ver a las modelos, estabamos bastante cómodas descansando. Todo el mundo a nuestro alrededor con trago en mano (incluídas nosotras) y en eso pasa una chica camino a la barra y con toda la naturalidad del mundo estira el brazo y deja su vaso sucio sobre la mesa. Cuando le dimos de vuelta el vaso y le dijimos que buscara un basurero se indignó como si la estuvieramos ofendiendo. El numerito se repitió dos veces más, gente que llegaba a nuestra mesa a botar el vaso y que se ofendía cuando nosotras le decíamos que fuera educada y no lo dejara ahí.

Al principio no podía creer lo que estaba pasando, pero esa incredulidad se transformó en franca indignación por la desfachatez de la gente. Después pensé que eso no pasa por una cuestión de educación solamente, que a lo mejor sus mamis o cuidadores o criadores de estas personas nunca les dijeron “cuando estás en un lugar público no se bota el vaso sucio en la mesa de otras personas” pero sí tiene que ver con algo que desgraciadamente casi no existe en el grueso de la población de Santiago: la capacidad de ponerse en el lugar del otro, o en términos más profesionales: La Empatía.

La empatía es uno de los 3 componentes de la inteligencia emocional, tipo de inteligencia tan manoseado en los últimos años que a todo el mundo supuestamente le interesa porque tiene tanta importancia para el desarrollo del ser humano y de las instituciones y bla, bla, bla, pero que nadie en realidad se preocupa de practicar porque ahí la cosa ya no es tan fácil como leer un librito y ponerlo en práctica.

Cuando un niñito va al kinder y comienza a tener interacción con otros niños de su misma edad, ahí se da cuenta de que no es el único en el mundo y que las cosas que hace afectan a otros niños, aprende a compartir, a ser amable, a esperar su turno, a negociar, a perder y ganar...aprende a convivir con otros cuyas prioridades, sentimientos, motivaciones, orígen, etc. pueden ser muy diferentes a las suyas. Bueno, parece que muchas personas se saltaron el kinder y en su familia no les enseñaron tampoco a ponerse en los zapatos del otro por lo tanto piensan primero yo, después yo y luego yo.

Sí, es difícil ser empático porque no es lo mismo hacer y deshacer a tu antojo y sin control, que hacer las cosas de manera que no afectes a los demás. Y no se me confundan, la empatía tampoco es actuar en función de los demás y en detrimento de tu persona ni pensando siempre el qué dirá la gente si digo o hago esto. El adolescente que se llena de tatuajes y piercings porque le gustan, van con su ideología y no le importa que otros lo miren raro, bien por él, pero ese mismo adolescente (u otro sin tatuajes ni piercings) que en el vagón del metro le cede el asiento a otra persona, está siendo empático.

Tampoco se trata de cambiar todo por los demás, aquí también se incluye la parte de negociación, donde para llegar a un acuerdo cada uno conoce la posición del otro, sus motivaciones y las consecuencias de la decisión.  Desgraciadamente esto de la empatía mientras más difícil es, menos se practica: hay gente que es de lo más empática cuando no le cuesta nada, pero que se desliga del concepto en cuanto tiene que ceder en algo...y si no son capaces de pensar en algo tan básico como el asunto del vaso, ya me imagino como serán para cosas más importantes.
*Por Mara

1 comentario:

  1. Malditos desgraciados inconscientes y sus vasos... eso pasa cuando a alguien le dan algo gratis... la gente se olvida de las buenas costumbres

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