26 de abril de 2011

Vida casquivana: La rutina nuestra de cada día

¿buena o mala?
Si nos fijamos a nuestro alrededor hay mucha gente envuelta en la rutina del día a día, tanto que parece que no pudieran respirar. Quiéranlo o no están metidos en esto, todos estamos metidos en esto. Y es que la vida actual, llena de trabajo y obligaciones y responsabilidades y presiones sociales y todo lo  demás nos tiene metidos en este círculo vicioso donde ya no somos dueños de nuestro tiempo.

Pero aún así  creo que hay dos tipos de personas, aquellos que aman la rutina y los que luchan constantemente contra ella (dentro de las que me incluyo).


 Hay personas a las que les gusta tener todo bajo control, sus esquemas diarios bien establecidos y todo muy ordenado, estas personas saben qué harán a cada hora del día. Se levantan por la mañana, van al trabajo, vuelven a sus casas o pasan al gimnasio, descansan, ordenan, comen, todo en un orden preciso y meticuloso. Su rutina diaria se ha vuelto un rito sagrado que repiten día a día y sacarlos de ahí cuesta tanto como encontrar una aguja en un pajar.

En el otro extremo están los que odian la rutina, tener que hacer lo mismo todos los días los exaspera, les estresa la seguridad y el orden de las cosas, siempre están inquietos y parecen no conformarse con nada, les gusta decidir por ellos mismos y no están para que les impongan cosas.

La sabiduría popular dice que los extremos nunca son buenos, que lo mejor es encontrar un equilibrio, un término medio de buena convivencia, es así como es bueno tener ciertas rutinas sagradas (como por ejemplo tu rutina de limpieza e hidratación facial diaria o no saltarse las comidas) y a la vez disfrutar la libertad de no estar tan amarrada en tu diario vivir, poder decidir si salir con los amigos, hacer ejercicio o tirarse en el sofá a ver una película.

Como yo soy de las que se enferman con la rutina, pero que al igual que la mayoría tengo que ir a trabajar y hacer ciertas labores domésticas... trato de ponerle algo distinto a cada día, es difícil no dejarse arrastrar.

Hay rutinas diarias que odio, como la de acostarse : lavarse los dientes, dejar lista la ropa para ir a la pega al día siguiente, ponerse el pijama, apagar la luz y acostarse.... la odio... preferiría pasar directo a lo de acostarse... pero no se puede... y hay otras que me encantan, aunque a veces hay que saltárselas, como por ejemplo tomar desayuno en la cama el fin de semana con F mientras leemos el diario.

Y el resto de nuestr@s lector@s.. qué dicen? son amantes de la rutina o le han declarado firmemente la guerra???

Por  Malú
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