25 de abril de 2011

Vida Casquivana: Conseguir lo que te propones.

¿Incluso por el camino equivocado?

Siempre he sido una persona bien sibarita. Creo que no venimos a este mundo a sufrir ni a expiar nuestros pecados ni a hacernos merecedores de una mejor vida en nuestra siguiente vida, por el contrario, estamos en esta para construirnos la mejor vida que podamos y con esto no estoy pensando en riquezas ni joyas ni viajes en abundancia. Me refiero a gozar lo que tenemos, cuidar nuestro cuerpo y nuestro espíritu sin castigarlos y vivir de verdad.

Claro que todo esto -según yo- debería ir acompañado de su justa medida de determinación y ambición. Si, dije ambición aunque a muchos la palabra les suene mal, yo creo que la ambición, combinada con la envidia son cosa buena si se les encauza, se les da un propósito y se les controla. En mi caso la regla de oro es no llevarme a nadie entre las piernas (en todas las interpretaciones que esta frase pueda tener).

No hay nada de malo en querer lo que otros tienen ni querer acceder a mejores niveles de educación, sociales, culturales, económicos...donde estaría el hombre ahora si no existiera la ambición? en la época de las cavernas. El problema vino después, cuando la ambición se descontroló, se volvió avaricia, egoísmo y el hombre fue incapaz  de entender la diferencia entre el “yo quiero, yo puedo” y el “yo quiero y porque puedo te lo arrebato”.

En todo caso, mis reflexiones de hoy van encaminadas al asunto de conseguir lo que uno se propone, de ponerse metas y entender que a veces te tienes que desviar del camino y parar y replantearte el esquema y respirar y disfrutar de donde estás y con quienes estás y si después de eso decides retomar el camino y seguir persiguiendo tu sueño, tienes que ponerle mucho cerebro pero también mucho corazón, porque los logros son importantes pero también los afectos y cuando te traicionas a tí misma o a los que quieres ya no es lo mismo, recuerda que aquello que se consigue con el dolor propio y el de otros siempre va a tener un gustito amargo que tarde o temprano se vuelve hiel.

Me bajó la filosofía hoy. Pero soy una convencida de que como dije al principio de este post, venimos a esta vida a disfrutar, a amar, a crecer y desarrollarnos, a ser exitosos, cumplir nuestras metas, pero por sobre todo a vivir. VIVIR! así, con mayúsculas, con el sonido de la R vibrando hasta la última nota de la palabra. No les parece?

1 comentario:

  1. Claro que hay que tener metas, ambición en todo el sentido de la palabra, no solo en las cosas materiales, sino que también en lo afectivo, en la familia, en el amor, en el sexo y en todo... los seres humanos vivimos para superarnos y para lograrlo tenemos que tener la ambición de hacerlo.

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