Hoy por tí, mañana por mi
El otro día me subí al metro en la estación Escuela Militar como a las 2 de la tarde, cuando todavía hacía calor y para mi suerte encontré un asiento vacío. A mi lado iba un tipo de terno leyendo el diario y al frente una chica y al lado de ella un chico conectado al ipod. En estación Tobalaba donde siempre se sube mucha gente, entre el tumulto entró una chica embarazada (muy, muy embarazada) y adivinen cual de los 4 personajes que íbamos sentados se paró para cederle el asiento.
Me paré yo y se paró la chica que iba frente a mi...los “caballeros” ni pestañearon. La futura mamá se sentó y yo me fui el resto del viaje pensando en el asunto de la solidaridad femenina. Si se fijan bien las asociaciones o grupos de apoyo de mujeres que apoyan a otras mujeres en diferentes trances de la vida son movimientos potentes en el mundo contra el cáncer, la violencia intrafamiliar, la discriminación y un largo etcétera. Me acordé de una obra de teatro cuyo comercial pasaban en la tele cuando yo era chica y que yo no lo entendía, salía un grupo de mujeres en una reunión social, todas con caras de arpías y una de ellas decía “entre mujeres podemos despedazarnos, pero nunca nos haremos daño”.
Ahora mientras escribo pienso en todos los predicamentos en los que las mujeres nos metemos por ser solidarias con nuestros congéneres. Desde la solidaridad que se da entre madres e hijas, hermanas, primas, amigas, compañeras de trabajo, hasta aquellos gestos solidarios que tenemos entre desconocidas por el solo hecho de ser mujeres.
No se trata este post de menoscabar la caballerosidad de los caballeros que quedan (el pleonasmo es a propósito, suena bonito). Lo cierto es que a pesar de que hay hombres muy comprensivos nadie, nadie, nadie puede ponerse exactamente en el lugar de una mujer como otra de su mismo sexo. Desgraciadamente esta es un arma de dos filos puesto que somos igual de capaces de inflingir daño como de brindar ayuda y existen situaciones en las que no sabemos si estamos haciendo lo uno o lo otro.
Me pregunto si los hombres se ponen a pensar en estos dilemas...no sé porqué me parece que para ellos la cosa es más simple y no le dan tantas vueltas y nosotras somos más enrolladas, todo tiene un significado, todos los actos tiene consecuencias para nosotras y siempre andamos poniéndonos en los zapatos de la otra, pero también por eso somos capaces de ser más solidarias con nuestras congéneres.
Por ejemplo cuando te enteras de que a tu hermana o a tu mejor amiga las engaña el pololo, todos lo saben pero nadie se anima a decirle, que situación más difícil. Inmediatamente te pones en el lugar y piensas que a tí te gustaría enterarte si la cornuda eres tú y decides decirle a tu amiga la verdad, pero luego te pones a pensar en todo lo que eso va a significar para ella y para su relación y te entra el nervio de si te va a creer o no o si va a preferir seguir engañada en esa relación y dejar de verte a tí (porque de que las hay, las hay)...¿qué haces?.
*Por Mara
Nada más cierto que la gran red de apoyo que se genera entre mujeres.
ResponderEliminarSobre sí decirle a la amiga o no.... No se, se que me gustaría que me lo dijeran.