29 de septiembre de 2011

Experiencias Casquivanas: Meditación

 Mente en blanco

Muchas veces había tratado de meditar pero sin tener éxito alguno. Todo me distraía, mis pensamientos se agolpaban unos a otros...de por sí yo soy de pensamiento non stop y cuando trataba de pararlos o aquietarlos por lo menos un poco el efecto era exactamente lo contrario. Siempre pensé (y había leído) que la meditación debe llevarse a cabo en un lugar tranquilo, con música que te de mucha paz y en un posición de flor de loto...hasta una vez en un instructivo leí que la punta de la lengua tenía que tocar el paladar.

Así que ahí estaba yo, sentada en mi cama, con música relajante y trabajando en ejercicios de respiración, tratando de enfocar mis pensamientos en el color verde (truco que aprendí en mis clases de relajación) y al mismo tiempo “dejar la mente en blanco” como dicen todos los que logran dominar el arte de la meditación. Pero como nunca he podido siquiera imaginar lo que es la mente en blanco, traté de seguir el consejo de una antigua jefa que meditaba todos los días y que me dijo que no dejara que los pensamientos se quedaran, sino que llegaran y yo no los atrapara y los dejara pasar...era algo más o menos así:


“ok, ya estoy relajada, no me duele nada y estoy concentrada en mi respiración, debería haberle bajado el volúmen a la música, bueno, muy tarde, concentrate marita, inhalar, exhalar, en la tarde tengo que ir a buscar la ropa del lavaseco, concentrate marita, ¿dónde habré dejado la boleta?, ah, la metí en mi billetera, cuando la metí no me acuerdo haber visto mi carnet de identidad, capaz que lo haya perdido, concentrate marita! ya deja de pensar tonteras, piensa en el color verde, esos aros verdes que vi ayer estaban bellos, como no me los compré, no tengo plata no puedo andar comprando tonteras, quiero tener trabajo para tener plata para comprarme cosas...¿cómo puedo estar pensando en esas cosas si ahora quiero ser zen? no, no, no, fuera lo material, adentro lo espiritual, tengo hambre, debía haber comido un yogurt antes de hacer esto, mañana tengo que ir al super porque no hay yogurt, que no se me olvide regar las plantas, ya pueh!  CONCENTRATE MARITA!!!”

Y así seguía y seguía y cuando ya sentía que llevaba hooooras ahí abría un poquito el ojo para mirar el reloj y solo iban 10 minutos! DIEZ MINUTOS y yo ya estaba agotada y frustrada por no poder controlar el flujo de pensamientos, más bien pensando que estaba enloqueciendo sin remedio y que lo de meditar no era para mí y que seguramente toda la gente que se jacta de poder hacerlo eran unos mentirosos que solo alardeaban para parecer chori. Tal era mi incomprensión (y mi envidia también).

Hasta la fecha no lo he logrado, pero hoy mientras trotaba en el parque me di cuenta de algo: mi mente estaba literalmente en blanco. Fue tan sorprendente mi descubrimiento que por un segundo pensé en parar pero me dió miedo que al hacerlo comenzara el ataque de los pensamientos mutantes de nuevo, asi que seguí trotando. Después de un rato de auto observación mental comprendí lo que me decía mi ex-jefa...no era que no pensara en nada, era que no dejaba que ningún pensamiento se instalara, todos pasaban de largo. Mi respiración estaba acompasada y ni siquiera sentía el esfuerzo del trote. Fue un momento mágico para mí porque al fin pude comprender lo que se siente...y me encantó!

No es que esté tratando de decir que yo medito mientras estoy trotando, pero al menos me di cuenta de que es una forma de acallar los pensamientos y conectarme conmigo misma sin intermediarios. Hay gente que logra eso tejiendo, haciendo manualidades, etc. ¿Ustedes tienen o han tenido en algún momento una conexión como esa?
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