21 de septiembre de 2011

Cultura Casquivana: Diez Mujeres

Lo nuevo de Marcela Serrano
El Jueves pasado entré en la Feria Chilena del Libro a ver si había novedades que no fueran historias de vampiros ni libros de autoayuda y zaz! lo primero que me encuentro es el libro de Marcela Serrano “Diez Mujeres” que justo había visto anunciado el martes anterior en la revista Ya! Lo agarré altiro y me anduve paseando un rato con él en la mano mientras miraba todos los estantes. Eso hago a menudo cuando estoy indecisa sobre comprarme un libro o no. Al final decidí que ya estaba ahí y que de todas maneras tarde temprano lo compraría así que fui a la caja y pagué las 13 lucas pensando que al menos es bueno que ya no fume, un libro es igual a 5 cajetillas de cigarro. Si dejara de comer pan podría comprar más libros también.

En fin, me entregaron el libro y nada más salir de la librería le saqué el plastificado más rápido que niña de cumpleaños cuando sabe que bajo el papel de regalo está la casa de la barbie. Me senté en el mejor lugar que encontré y leí la primera página. Lo primero que me llamó la atención fue que el comienzo se parecía mucho a su otra novela...”El albergue de las mujeres tristes” o mejor dicho, para allá apuntaba. Me negué a creerlo porque para eso existen la re-ediciones y ningún autor que se respete se plagia a sí mismo. Pasé todo el fin de semana leyendo en la playa y lo terminé ayer en la noche, y bueno, en parte yo estaba equivocada, pero solo en parte.
Diez Mujeres es simple y llanamente eso, la historia de 10 mujeres que no se conocen y que se congregan a petición de su terapeuta para contar sus vidas, bajo la creencia de que hablar las hará sanar...algo así como “la verdad os hará libres”. Por turnos van contando sus vidas y el libro fluye gracias a la gran habilidad narrativa de la autora, que para retratar mujeres se pinta sola, claro, lleva muchos años escribiendo sobre ellas. Las conoce, las mira a todas cuando se mira en el espejo supongo, porque habla de ellas como si hablara de sí misma.

Pero uno se queda esperando. Al menos a mí me pasó eso...a cada vuelta de página esperaba que alguien saltara, que hubiera una sorpresa, un movimiento o un suceso que interrumpiera esa mirada por turnos al espejo de la vida propia. Porque una a una la mujeres van hablando, pero no hay un diálogo real entre ellas, la interacción se supone solamente porque están todas en la misma sala, pero de ahí a que sea explícita, nada. Y sí, todas son estereotipos chilenos, la vieja, la joven, la lesbiana, la que sale en la tele, la rica, la pobre, la que fue abusada, la que salió desterrada en la dictadura... todas ahí, perfectamente bien descritas, pero estáticas.

Marcela Serrano puede ser monotemática, un poco pegada en los mismo personajes y las mismas situaciones, pero definitivamente me tenía acostumbrada a mucho más que esto. Es como si hubiera publicado las notas de preparación para su novela, en lugar de la novela misma. Tiene a todos los personajes listos, vestidos y maquillados, todos se saben su papel a la perfección pero a la hora de entrar en escena no hay argumento así que se limitan a quedar ahí parados haciendo cada uno su propio monólogo.  ¿Estoy muy exigente? Capaz que resulte el mayor éxito literario de la época y yo la critico por innovar...leanla y critiquenme ustedes a mí.
*Por Mara
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