Soul of India
Oh my soul!
La semana pasada a me llevaron a comer a Soul of India. Y digo me llevaron porque la verdad es que esa noche no tenía ganas de salir a comer, menos de probar nuevos restaurantes y muuucho menos de andar preocupandome por elegir platillos en lengua extranjera. Pero allá fuí.
Para empezar, está en una zona de Vitacura en la que no había estado nunca y que es bien bonita. Si van por Vespucio en dirección al norte doblen a la izquierda en Vitacura y en el número 4111 ahí están. No hay mucho estacionamiento pero nunca falta un lugarcito por ahi para estacionar, y al frente hay un Lider, asi que no se preocupen mucho por el tema.
No sí ni por donde comenzar a decirles todo lo que me gustó ese lugar. Ah! ya se me ocurrió algo porque es en lo primero que me fijo cuando voy a un restaurante: el mozo. No es que fuera guapo, pero se notaba que era mozo de profesión, de esos que tienen la gracia de servir sin ser serviles y que tienen toda la experiencia del mundo y te tratan como si fueras el único cliente en el restaurante. Que amabilidad de hombre, me encantó!
Él mismo nos vió la cara de desorientados cuando abríamos la carta y nos recomendó que probaramos el Pisco Sour de la Casa, que tiene nada más y nada menos que gengibre. Excelente idea! Resultó De-li-cio-so. De ahí nos fuimos a las entradas y ordenamos “Fish Tikka Achari” que son trozos de pescado marinados en una salsa de limón y finas hierbas, asado al tandoori, acompañados de una salsa de yoghurt y otra de menta. Como platos principales ordenamos pollo y cordero, cada uno en su respectiva salsa bien especiada y picante (ojo, que el mozo te pregunta qué tan picante quieres la salsa en escala de 1 a 5, yo pedí 4, y estuvo perfecta para mi pero recuerden que tengo estómago mexicano), acompañados con un arroz basmati (arroz blanco con azafrán) y dos Naan, que es pan árabe.
Tengo que admitir que me vi forzada a comer con cuchillo y tenedor porque el lugar lo ameritaba, pero ese tipo de cocina es para comerse con la mano, haciendo cuchara con el pan y tomando un poquito de arroz, un poco de salsa y poco de la carne. Regamos todo con una botella de vino tinto y por fin llegó el momento más felíz: los postres! Yo la verdad no soy de leche asada ni arroz con leche ni papayas al jugo y me carga que todos los restaurantes de este país tengan mas o menos los mismos postres...pero el Soul of India ya se había tomado en serio eso de sorprenderme y en su carta de postres no había nada de tradicional . Nos decidimos por un helado de pistacho con leche condensada y una torta de zanahoria con gengibre, esta última merece mención honorífica porque no se parece a nada que hubiera probado antes, una mezcla de dulce y amargo (poco amargo, pero rico) que no se sentía con masa sino de pura zanahoria y azucar rubia o miel. Oh my soul!
Les recomiendo este restaurante 100%, vean la página Soul of India, ahí está la carta y también el número para las reservas (reserven si van a cenar entre jueves y sabado porque se llena, nos tocó ver gente esperar por mas de una hora)...a mi me quedó gustando tanto que si quieren los acompaño a probarlo en su próxima aventura gastronómica.
Ah! el precio promedio por pareja es de $30.000 y tiene descuento del club de lectores del mercurio!
Yo quieroooooooo!
ResponderEliminarjajajaj! bueno, conste que en la parte donde explico lo del picanto aclaré que tengo estómago de chancho! (quiero decir, aclaré que tengo estómago de mexicana).
ResponderEliminarEn todo caso, la verdad es que si tienes el estómago débil tienes que andarte con cuidado si vas a probar comida india...pero no te lo pierdas, vale la pena.