Crítica Casquivana: Restaurante Pacífico

Nada que decir, mucho por hacer

Generalmente si voy a comer a la costa en la V Región, elijo Con-Con pero ayer estabamos en Reñaca cuando el ataque de hambre nos forzó a parar el auto y entrar en el primer restaurante decente que encontramos.  Se llama Pacífico y está a la altura del 17120 en la playa de Cochoa, Reñaca.

Al entrar leímos un anuncio que decía menú completo por $7.500 y entramos con más gusto aún, y con las tripas haciendo un ruido espantoso nos sentamos a leer el menú. La verdad es que no había sorpresas, estaban los platos de todos lados por aquí pero la opción del menú prometía, ya que te da la posibilidad de elegir desde el aperitivo hasta el postre, bebida y café y tenía muchas alternativas.

Mi aperitivo por supuesto fue un pisco sour (de botella, no casero) y la entrada un ceviche que no tenía nada de especial, si acaso que por más limón que le puse nunca logré sentirle el sabor amargo...no era malo pero tampoco algo digno de mencionarse. Mi amiga comió camarones apanados que se pasaron de grasa, servidos con mayonesa sola...nada para apagar el sabor a fritanga.

Los platos principales se hicieron esperar por mas o menos unos 40 minutos y en ese tiempo pudimos notar que aunque el restaurante se había llenado, mucha gente seguía esperando la entrada y una mesa se vació porque sus ocupantes se cansaron de esperar a que los atendieran.

Yo elegí un congrio a la plancha y mi acompañante una reineta con papas fritas...los pescados llegaron fríos y las papas con mucho aceite, aunque tienen el mérito de ser caseras y no de las congeladas de supermercado. El temor a esperar otra media hora si pedíamos que nos calentaran el pescado nos empujó a comerlo como estaba. Nuevamente ninguna sorpresa en los sabores y las bebidas light que pedimos se tardaron aún más en llegar que los platos principales.

Para el postre, de todas las opciones ofrecidas en la carta solo había tres: papayas al jugo, leche nevada y torta de merengue y frambuesa. Tomamos la última de estas opciones y su único mérito es que venía suficientemente helada como para refrescar el paladar. El café re-quemado, imposible tomarlo. La cuenta demoró casi tanto como los platos.

Conclusión: Si pasa por ahí y no tiene otra opción o sus amigos eligieron el lugar y no hay forma de cambiarlo no espere sorpresas, no las va a encontrar. Si quiere comer algo especial o disfrutar de su comida con tiempo y -admitamoslo- pagando un poco más, vaya a otro lado. El gran pecado del Pacífico no es ser malo, es ser solamente mediocre.

*Por Mara