19 de julio de 2011

Actitud Casquivana: Aprender a discutir

El que llora pierde
Soy pésima para pelear. No me gusta discutir y soy muy mala para confrontar a las personas, especialmente a las personas que quiero por eso cuando estoy en desacuerdo con algo, aunque expreso mi opinión trato de no apasionarme ni dar la impresión de que quiero hacer cambiar la opinión de mi interlocutor. Me aburren las discusiones largas que no van a ningún lado y en especial aquellas que se generan entre desconocidos por asuntos triviales y sin importancia. Digamos que después de un matrimonio fallido, uno aprende a discutir solo por las cosas que considera que valen la pena.

Pero como todo mortal que se precie de serlo, me he visto de vez en cuando envuelta en situaciones feas de las que no siempre puedo salir airosa porque cuando siento que alguien me ataca o trata de ponerme en mala me pasa algo que odio: me da rabia. Y soy de las personas que cuando tengo rabia me pongo a llorar...ya todos sabemos que el que llora pierde, así que yo siempre pierdo.

Por eso odio discutir, por eso y porque generalmente el episodio -después de terminado- se repite mil veces en mi cabeza y ahí si que afloran con una genialidad extraordinaria todas las cosas que debí haber dicho. Como aquella vez en que mi ex-suegra me dijo “se te nota que estás bien, porque estás bien pasadita de peso” me quedé callada y me encerré en la habitación y cuando estaba llorando a mares la respuesta se apareció clarita en mi cerebro “yo hago dieta y la gordura se me quita pero a usted lo fea y lo ignorante ni con un milagro!”. Jajajaja! O aquella vez que una señora con SVM (síndrome de vieja de mier...como diría mi doctor) me subió y me bajó en una lavandería...hasta me dijo que por ser mexicana era una ignorante y solamente varias horas después se me ocurrieron toda clase de insultos inteligentes que pude haberle dicho. Tarde por supuesto.


Para que no te pase lo mismo que a mí, te pasaré unos tips que yo he tratado de poner en práctica cuando es inevitable participar en una discusión:

  1. Escucha primero a tu interlocutor (o a todas las partes envueltas) y no interrumpas.
  2. Se tolerante con las interrupciones (si, se que es difícil, pero hay que predicar con el ejemplo).
  3. Pon atención al lenguaje no verbal que estás utilizando, puede ser que tus palabras no sean agresivas pero tu postura sí.
  4. En relación con la anterior, trata de no cruzarte de brazos, esta postura es de contención extrema así que mejor relaja los músculos lo más posible, siéntate comodamente y relaja tu mente.
  5. Entiende que si tú estás en una posición de “no me vas a hacer cambiar de opinión”, tienes que asumir que tampoco cambiarás las opinión de tu interlocutor.
  6. Si la cosa se pone fea, preguntate si vale la pena perder un amigo(a), la educación, un buen momento o simplemente tu tiempo por esta discusión.
  7. Si nada de esto funciona, retirate. Soldado que arranca sirve para otra guerra!

Y es que el secreto está en discutir sin enfadarse. O mejor dicho, discutir sin ser visceral, sin apasionamientos y sobre todo, discutir para enriquecer nuestra opinión y la de los demás, no para tratar de cambiarla. En ese sentido me las arreglo bastante bien pero cuando la discusión pasa a ser agresión, ahí es cuando me meto en problemas porque las emociones me llevan de corbata ya que en algún momento de mi vida me di cuenta de que no podía ser una de esas personas medio tibias que se toman todo con paños de agua fría y por lo tanto decidí  sentir a concho mis emociones. Si me enojo, me enojo con todo, si estoy felíz también, y así con todos y cada uno de mis estados de ánimo...entonces si discuto y tengo rabia pues la tengo y basta. Y no me discutan!
*Por Mara

2 comentarios:

  1. Es típico que con la calentura del momento hasta al más ingenioso no se le ocurren buenas respuestas....

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  2. Buenos tips, cuesta, pero es cierto la vida te va enseñando.

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