¡Siempre pasa algo!
Fui a un matrimonio hace poco. Me encantan los matrimonios, me encanta la preparación, pensar qué me voy a poner, si es algo que ya está en mi closet encontrar la forma de hacerlo diferente, de ponerle algún accesorio nuevo o combinarlo con otro color y si es algo nuevo, irme de compritas y buscar hasta el último detalle del ajuar. Y me encantan las peripecias que siempre pasan, desde las más hilarantes hasta las trágicas como aquella que ví en un video donde una de las invitadas, ebria hasta las manitas se cae y pasa a llevar el poste principal que sostiene la carpa, todo se cae sobre los invitados y hasta ahí llegó la fiesta.
Nunca he estado en una boda en la que no pase nada fuera de lo programado. Me explico: lo más piola es que se ponga a llorar un niño y el cura cuando han pasado ya varios minutos sin que los padres hagan nada, pide ya exasperado que lo saquen o lo hagan callar. Una vez estuve en un matrimonio donde el cura paró todo y dijo por el microfono que no estaba dispuesto a reanudar la ceremonia hasta que sacaran al niño llorón, retó a los padres, retó al niño, retó a todos los asistentes y a los novios, pobrecitos, les arruinó la boda. Los nervios traicionan a todo el mundo a la hora de decir los votos o poner las argollas, la novia se desmaya porque no ha comido en días o el novio porque se acaba de dar cuenta de que el grillete le va a quedar muy apretado. Siempre, algo pasa.
Luego viene la fiesta, que es otra de mis partes favoritas porque representa la excusa perfecta para ponerse lindísima, comer y beber rico y bailar. En una fiesta de matrimonio la tónica es pasarlo bien, festejar por los novios y bailar como trompo toda la noche, asaltar la barra libre y reirse de todos los fiascos que pasaron en la ceremonia. ¿O no? Yo nunca he estado en un matrimonio fome, si la música es fome, bailo igual, y si es rara, trato de hacer pasos raros y divertirme de todas maneras. Me encanta mirar como toda la gente llega siempre muy bella, elegante y compuestita y terminan sacándose los zapatos, saco, corbata y las mujeres hasta las pantymedias cuando la pista de baile se pone bien.
No voy a decir que he estado en matrimonios fomes, solo diré que he estado en matrimonios cuya ceremonia me ha parecido muy impersonal, fría y/o nada cercana a los novios y en los que la musica de la fiesta no ha sido muy mi estilo y no me animé a bailar mucho, pero eso es algo personal, porque igual siempre vi gente en la pista.
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