o el jugo máximo outdoor
Hoy literalmente a penas pude pararme de la cama, como alguien dijo por ahí… “me duele hasta el espíritu”, mi cuerpo está totalmente destruido, mi mente divaga por inciertos caminos y mi autoestima está tres metros bajo tierra.
Compramos con F uno de esos cupones de turismo outdoor de alguna de esas empresas de descuentos online (no recuerdo el nombre y tampoco voy a hacerles publicidad gratis). El paquete era una actividad de trekking en el Cerro Provincia que queda camino a Farellones y una actividad de canyoning (como rapel pero la bajada se hace en una cascada), seguido de un asadito en plena natura… todo sonaba bien hasta que … la actividad comenzó! En mi vida me había sentido tan vieja, fuera de forma y penosa… aquí les cuento mi día.
Nos levantamos temprano porque había que estar en el Metro Los Dominicos a las 8:00 (si a las 8 de la madrugada del domingo). Hasta ahí todo bien, un poco de sueño pero nada para morirse, llegamos, nos reunimos con el resto, llegó el guía (solo uno para un grupo de 8 personas) y partimos.
Llegamos a la entrada del parque, nos registramos, algunas indicaciones más y empezamos el ascenso… cansancio… el punto de descanso se veía demasiado lejos para ser solo el lugar de la primera parada… menos mal que no hacía calor todavía, eran cerca de las 10 de la mañana. Subida , subida y subida… miro hacia arriba y me doy cuenta que nuestro guía que se supone iba detrás de nosotros y caminaba más lento porque llevaba una mega mochila con todos los implementos ya nos había pasado y estaba con la mayoría del grupo mirándonos (claro, si yo tuviera 25 demás que también estaría ahí) desde un terraplén en un punto intermedio de la ruta.
A esa altura la nariz ya no cumplía su función, estaba congestionada y respiraba por la boca… pañuelitos… F llevaba unos en los bolsillos… algo me salvaron, pero seguía sin poder respirar con normalidad. Alcanzamos el grupo y el guía nos dio un pequeño sermón sobre como no íbamos a estar cansados si habíamos partido como locos cerro arriba… mentira! Quise protestar… nosotros subimos de los últimos e incluso él se había adelantado… o sea… eso no era rápido en ningún universo (me acordé de Herbie del libro “La meta”, el era el más lento del grupo y para que la fila no se dispersara lo pusieron adelante y todos debían ir a al velocidad de él).
En fin, seguimos la marcha y alcanzamos el punto de descanso… conversaciones varias e instrucciones sobre las montañas que rodean Santiago y después de un buen rato emprendimos la marcha nuevamente… había que seguir subiendo…Ufff…
Ya en este punto del trayecto me convencí de la terrible realidad… mis piernas no soportan el peso de mi cuerpo y mi estado físico de ser bastante bueno cayó en la categoría de deplorable y lo peor… el pensamiento de que no me había puesto desodorante empezó a rondar mi cabeza.
De ahí sin más descanso llegamos al lugar donde se supone haríamos el canyoning y el almuerzo. Nuestro guía nos mostró la “cascada” (antes majestuosa ahora convertida en un hilo de agua) y nos indicó que bajáramos por el “sendero” que había al costado para que viéramos el camino por el que teníamos que regresar después, mientras el instalaba las cuerdas.
No se como le llaman a eso sendero, o sea.. . no era ni una huella!!! a lo más una insinuación de por donde era más fácil avanzar, de bajada… mal mal mal … si subir me costó eso de bajar definitivamente no era lo mío… jajaja
En fin, bajé a penas, hicimos el “reconocimiento” y de vuelta para arriba porque era la hora de la instrucción para el descenso. Con el arnés puesto hicimos una pasada en plano de cómo había que bajar usando la cuerda… y llegó el momento de lanzarse… F se ofreció primero y de fotógrafo de los que bajaban (Además de hacerlas de ayudante del guía preparado para tensar la cuerda si alguien soltaba la mano de freno), después una chica que se las daba de aventurera y de ahí la pareja de venezolanos, ¿siguiente? Nadie... había que esperar que alguien volviera porque no había equipo para todos (casco y arnés)… plop!
Al fin apareció un casco para mi y pude lanzarme a la aventura… sin miedo y enfrentando el vacío (nada de niñerías de no mirar para abajo), bajé sin problemas.. es toda una experiencia de deslizarse hacia abajo por un hilo de agua (me imagino que por una cascada de verdad la cosa debe ser mil veces mejor). De los tres tramos de la caída de agua, solo uno iba por el agua, el resto era por roca seca (fome). Mojada entera y con los calcetines chapoteando dentro de mis zapatillas me hice la idea se subir cerro arriba el camino de vuelta, sola… para variar un poco llegué sin aliento y abandonando toda idea de descolgarme de nuevo solo por la tortura de tener que subir.
Después que todos o casi todos habían hecho el descenso (no faltó al que se le hizo y se arrepintió… ) almorzamos un rico asado, hicimos sobremesa y ya casi a las 7 empezamos cerro abajo, por un camino alternativo al que subimos (idea que fue apoyada por mi y de la que aún me arrepiento)… algo pasó, la sensación de desequilibrio y cansancio se apoderaron de mi, a cada paso sentía que mis pies se deslizaban por la pendiente sin posibilidad de ser frenadas… me costó mucho mucho pero mucho bajar (si no hubiera sido por F de seguro me taimo, me doy media vuelta y bajo por otro lado), tanto que me dio vergüenza y rabia mi penosa situación.
Como ya me he extendido un poco más de la cuenta, les resumo: llegamos como a las 10 de la noche a la casa, rendidos, clamando por una ducha (y un baño) y contentos a pesar de mis percances y con muchas ganas de hacer algo parecido pronto y en forma más constante. Les recomiendo el Cerro Provincia, ya sea que quieran llegar a la cima o darse un pequeño paseo lejos de la nube de smog.
Por Malú