¡Agárrate mamá!
Acaba de aparecer (¿o re-aparecer? me parece que no es la primera vez que la oigo) por estos días la noticia de que van a repartir condones en los colegios. El Ministerio de Salúd anunció el pasado 14 de Diciembre que durante el próximo año entregarán condones de manera gratuita en los colegios a los alumnos que lo soliciten.
No habían terminado de hacer el anuncio cuando la iglesia y las asociaciones de padres ya estaban poniendo el grito en el cielo...y no gritaban precisamente por placer. Se han armado mesas de debáte sobre el tema, directores y profesores vociferan al respecto, unos en pro de la medida y otros en contra, padres van y padres vienen pero todavía no he logrado pillar en los medios una entrevista con los que deberían estár más interesados en el tema: los mismos estudiantes.
Vale decir que NO TODOS serán beneficiarios de esta nueva medida que busca principalmente prevenir los embarazos en edad adolescente y que de paso supongo que ayudará a combatir en cierta medida el contagio de enfermedades de transmisión sexual y -esperemos que- también sirva para crear conciencia en cuanto conducta sexual de riesgo. Solo los alumnos de los colegios municipales y particulares subvencionados serán los receptores.
Como en otros temas de este tipo (conductas de riesgo) mi opinión es que sin educación es bien poco lo que se logra...siempre he pensado que de nada sirven las medidas más revolucionarias si no están ligadas a una fuerte campaña de educación. Lo hemos visto con el alcohol y el tabaco: que los chicos comienzan a consumir cada vez más jóvenes. Está probado que de nada sirve prohibir la venta de un producto a menores de edad si esos menores siguen siendo ignorantes respecto de las consecuencias de su consumo.
Solo que esta tarde mi opinión cambió un poco el foco. Hablaban de la noticia en la tele y por supuesto entrevistaron un cura que dijo que eso era “incitar a los muchachos a una conducta sexual temprana y llevarlos a la tentación” (sin comentarios, ya que los curas están un poco devaluados para hablar de ese tema en estos días), luego entrevistaron a un director que declaró que el Minsal podría decir lo que quisiera pero que en su colegio no se entregaría ni un solo condón sin autorización de los padres (mis carcajadas se oyeron hasta 5 cuadras a la redonda).
Finalmente entrevistaron a una mamá, miembro de una asociación de padres y apoderados que por supuesto ya está organizando la marcha por la alameda, el cacerolazo y hasta el golpe de estado si es necesario para evitar que sus querubines reciban “preservativos” (la señora se negó a usar el término condón, supongo que para ella era como mencionar a “Voldemort” por su nombre). Cuando le preguntaron porqué se negaban tan terminantemente a la medida, respondió que “los niños seguramente no sabrán qué hacer con él”. Señora creáme, los niños saben exactamente qué hacer con un condón, y si no lo saben, bien estaría que les enseñen. Pero antes, también sería bueno que fueran educando a los padres para que por fin se den cuenta de que sus hijos ya no son esos pequeños angelitos que alguna vez -quizá nunca- fueron.
Es una pena que no quieran quitarse la venda de los ojos para darse cuenta de que los adolescentes -y ahora también los pre-adolescentes- viven en un mundo diferente al que vivieron ellos a su edad, que ahora todo es más fácil, que los papás te sueltan más, que todo está al alcance de la mano (o de un click), que cada vez comienzan con conductas de riesgo a más temprana edad y que si no hay alguien cerca para educarlos, guiarlos y apoyarlos de manera realista, estarán perdiendo tiempo precioso para convertir a sus hijos en adultos responsables, sanos y felices.. ¿Para qué permanecer ciegos ante esta realidad?
*Por Mara