Historia de dos Hermanas
Nacieron juntas, tan unidas como muy pocos vienen al mundo. María Paz y María José Paredes, las siamesas nacidas en Villa Rica el 3 de Febrero de este año, hasta hace un par de días lucharon juntas, se aferraron con uñas y dientes a la vida. Pero María José no pudo más y falleció el domingo pasado, producto de una falla orgánica múltiple.
Un día después, su hermana despierta de la recuperación y después de evaluarla, los médicos declaran que está fuera de riesgo vital. María Paz sigue pateando y gritando por hacerse un espacio en este mundo y vivir, vivir por ella, por sus padres y probablemente también por su hermana.
Nadie sabe ni sabrá nunca el lenguaje mágico y secreto en el que las hermanas se comunicaron durante los 10 meses que permanecieron juntas, nadie ha sentido nunca el amor infinito que seguramente albergaban estos dos corazones y que finalmente ha quedado concentrado en la pequeña Maria Paz.
Casi todos conocemos la experiencia de tener hermanos, y si no, al menos una persona muy cercana a nosotros aunque no nos unan lazos de sangre. Pero igual nos cuesta pensar en términos de una vida compartida hasta en lo más básico, lo más íntimo. Estamos cada vez más metidos en la vida de hoy que nos impulsa a ser individualistas, independientes, sobrevivientes, que creo que la sensación de no saber donde termina el propio ser y donde comienza el del otro, no podemos entenderla, nos extraña y a algunos hasta les da miedo.
Estuve siguiendo esta noticia con mucho interés y hasta el último momento nunca dudé de que las dos saldrían con bien de esta operación y la consiguiente recuperación. Siempre he pensado que los bebés tienen un instinto que los hace aferrarse a la vida con todo, como si en su fuero interno pensaran “si ya llegué hasta aquí, voy a dar todo para quedarme”.
María José no pudo quedarse, quizás porque su pequeño espíritu comprendió que tenía que irse para darle más vida a aquel ser a quien más amaba. No fue un sacrificio, sino un acto de infinito amor, porque estoy segura de que María José vivirá en su hermana, tan unidas siempre como cuando nacieron.
¡Fuerza María Paz!
*Por Mara
