19 de enero de 2012

Vida Casquivana: Reflexiones Casquivanas

Mujer FerPerfecta
En estas fechas de veraneo me da por odiar. Yo que soy pro paz, no violencia y me las doy de zen, odio a las flacas y a las bronceadas. A las primeras por razones obvias, a las segundas porque yo no puedo exponerme al sol chileno; en lugar de agarrar ese bronceado fascinante que pueden permitirse las nativas del polo sur gracias a muchos años de crear resistencia a la radiación solar nacional, yo quedo como si me hubiera puesto en uno de esas máquinas antiguas para rostizar pollos: achicharrada por un lado, roja por el otro y después me convierto en una sola roncha andante. Un espectáculo nada agradable de ver.
Bueno, pues en semejantes sentimientos iba yo pensando ayer cuando manejaba a casa después del trabajo y en medio de mis reflexiones del tráfico de la tarde iba planteándome la cuestión de los rollos (carnales) y de lo enrolladas que somos las mujeres (mentalmente) con casi todos los temas que tienen que ver con cómo nos vemos y que afectan cómo nos sentimos.
El odio por las flacas es un odio genérico creo yo. Me explico: todas las mujeres odiamos (secreta o descaradamente) a las flacas y digo todas porque en nuestro género siempre hay una más flaca. Tampoco es odio en toda la extensión de la palabra, digamos que es como el negrito en el arroz, que no es malo pero incomoda.
En una revista de las que vienen con el diario del fin de semana aparecía una columna sobre eso, diciendo que la mujeres somos crueles con nosotras mismas al juzgar nuestros cuerpos y nuestra apariencia. No me queda más remedio que estar de acuerdo. Y no solo me pregunto ¿por qué? sino ¿hasta cuándo?
Si somos flacas porque somos muy flacas, si somos gordas porque somos gordas, si somos altas, bajitas, morenas, rubias…como dice el Esclavo “palos por remar y palos por no remar”. ¿Será que nos hace falta detenernos un rato a pensar cómo queremos ser en lugar de escuchar a la tele, las revistas y en general los medios de comunicación que nos muestran imágenes de perfección que solo existen gracias al photoshop?
Hay una escena de la película “Orgullo y Prejuicio” en la que hablan de la mujer perfecta, que debe tener conocimientos de música, pintura, poesía, lenguas románticas, debe saber escribir cartas, bordar, coser, llevar la casa, decorar y leer. Elizabeth Bennet al escuchar esto comenta que tal mujer debe ser un mounstro. Las cosas han cambiado, los parámetros de perfección también…pero yo también creo que nuestra actual mujer perfecta sería un mounstro.

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