Un "must" casquivano
Así es, leyeron bien. Si hay un lugar que representa a la Casquivana es este, no solo por sus interiores de estílo francés que evocan otra época y otra moral, sino por su exquisita comida y el trato inigualable que uno recibe. Se los digo de verdad, acabo de conocer este lugar el fin de semana pasado y quedé maravillada. Veo venir muchas citas Casquivanas que comienzan ahí y terminarán solo ustedes saben donde.
El lugar está en la esquina de Constitución con Dardignac, en lo que yo llamaba "La esquina maldita" cuando pasaba por ahí, ya que vi abrir y cerrar un par de restaurantes antes de que estuviera abandonada mucho tiempo. Pero poniéndome el sombrero y bola de cristal de pitonisa, vaticino que este se va a quedar más tiempo ya que he leído y escuchado algunas críticas muy favorables. Personalmente me lo recomendó una amiga que estuvo en la fiesta de año nuevo y me dijo que fué buenísima.
De fondo, Filet Roquefort para Isa y Poulet Basquaise para mí. Ambas porciones abundantes y con tan buen sabor, que a uno le daban ganas de romper todo el protocolo y chuparse los dedos. ¡Pero que falta de decoro hubiera sido esa! A Dios gracias ambas fuimos educadas con las monjas y repriminos tal impulso (porque lo que mejor se aprende en los colegios de monjas es a reprimir). Otra cosa de la que tuvimos que abstenernos fueron los postres, que se veían especialmente pecaminosos, pero después de la contundencia de los platos ya no había espacio.
Y eso que le pusimos empeño y nos tomamos otro par de tragos (repetición, eran tan buenos que no daban ganas de probar otros) bien conversados para ver si pasado el tiempo era posible sucumbir a la dulzura que prometía la carta. No se pudo, así que de seguro volveré pronto a probar los postres.
Precio: ahorren. Pero cada peso gastado vale la pena, la experiencia es completa: buena comida, buen lugar, excelente servicio, buenísimos tragos y gran ambiente. Falla un poco la ventilación...teníamos ratos de calor cuando dirigían el aire acondicionado a otros salones, pero se que están tratando de resolverlo.
Vayan, si pueden vayan con el Casquivano de turno, si es Esclavo mejor. Pero reserven porque el lugar se llena. Aquí les dejo la página: www.boudoir.cl o directamente al teléfono (02) 249 8649.
Boudoir tiene la justa medida entre pecado y majestuosidad que nosotras amamos. Les va a gustar y van a querer volver.
Dado que Malú sigue de vacaciones (nótese la envidia) y el Esclavo estaba enfermo, Isa y yo tuvimos que ir solas a probar el lugar. Cuando hizo la reserva, le recomendaron el “salón azul” y ahí llegamos en punto de las nueve de la noche; el salón azul es bello, invita a un buen trago y una larga conversación pero hay otros ambientes como la terraza interior, el salón rojo y otros más que bien valen un tour por todo el lugar antes de sentarse a comer.
La elección del trago no fue tarea fácil. Tienen los clásicos mojitos, ron con cola, margarita… pero también tienen otros bien novedosos y que se antojan solo de leer las combinaciones. Al final nos decidimos por la especialidad de la casa “Maracuya Boudoir” y un “Caipiriginger”, acompañados de una entrada de Bruschetta Francesa. Cuando llegaron los tragos agradecimos la recomendación de Patricia, nuestra mesera, porque de verdad estaban ricos y salían de lo común, el maracuyá es delicioso…si acaso un problemita con tanta fruta que de pronto obstruía la bombilla, pero de sabor estaban irreprochables.
La ambientación hace honor al nombre: el budoir es el tocador, el cuarto íntimo de la reina donde recibía a sus amigos y especialmente a sus amantes. La seducción está presente en la decoración, los aromas y la música; todo en conjunto conspira en un ambiente ideal para el romance. No se pasen rollos, tendré que volver con El Esclavo para aprovechar el ambiente y robarle (una vez más) el honor. Definitivamente este es un lugar para ir en pareja, pero también en grupo se pasa excelente.
De fondo, Filet Roquefort para Isa y Poulet Basquaise para mí. Ambas porciones abundantes y con tan buen sabor, que a uno le daban ganas de romper todo el protocolo y chuparse los dedos. ¡Pero que falta de decoro hubiera sido esa! A Dios gracias ambas fuimos educadas con las monjas y repriminos tal impulso (porque lo que mejor se aprende en los colegios de monjas es a reprimir). Otra cosa de la que tuvimos que abstenernos fueron los postres, que se veían especialmente pecaminosos, pero después de la contundencia de los platos ya no había espacio.
Y eso que le pusimos empeño y nos tomamos otro par de tragos (repetición, eran tan buenos que no daban ganas de probar otros) bien conversados para ver si pasado el tiempo era posible sucumbir a la dulzura que prometía la carta. No se pudo, así que de seguro volveré pronto a probar los postres.
Precio: ahorren. Pero cada peso gastado vale la pena, la experiencia es completa: buena comida, buen lugar, excelente servicio, buenísimos tragos y gran ambiente. Falla un poco la ventilación...teníamos ratos de calor cuando dirigían el aire acondicionado a otros salones, pero se que están tratando de resolverlo.
Vayan, si pueden vayan con el Casquivano de turno, si es Esclavo mejor. Pero reserven porque el lugar se llena. Aquí les dejo la página: www.boudoir.cl o directamente al teléfono (02) 249 8649.
Boudoir tiene la justa medida entre pecado y majestuosidad que nosotras amamos. Les va a gustar y van a querer volver.
*Por Mara