26 de enero de 2012

Casquivana viajera: Paris

La ciudad de la luz

Sin duda la capital francesa es una de las ciudades más románticas del mundo y sin duda debe ser el destino turístico N°1 del planeta, miles de personas la visitan cada día, de todos los rincones, tanto que a veces es difícil ver a un parisino en las calles.

El solo nombrarla como lugar a visitar hace que casi nos transportemos a un cuento de hadas en una escena más o menos así: tarde otoñal, a esa hora donde el cielo se pinta de colores, corre una suave brisa… estamos en un extremo de uno de sus románticos puentes y miramos con el pecho oprimido hacia el horizonte… en eso, cuando ya toda esperanza está perdida y a punto de abandonarnos al desconsuelo damos un paso hacia atrás y chocamos sorpresivamente con él… nuestras miradas se cruzan y el mundo se detiene…

Muchas historias han ocurrido y desocurrido en la bien llamada ciudad de la luz (no se si se llama así porque está muy iluminada durante la noche o por que fue una gran cuna de iluminados artistas y estudiosos).

Dejando un poco de lado las ensoñaciones y ya que Paris es un destino 100% casquivano, quiero compartir con ustedes mi experiencia de dos días y medio en Paris, donde quedó demostrado que si bien para llegar a conocer bien la ciudad se necesitaría al menos una semana, es tiempo suficiente para que alguien se forme una buena idea sobre la ciudad.

Llegamos, después obviamente de perdernos porque el mapa que nos dieron en la oficina de turismo del aeropuerto no tenía la pequeña pero céntrica callecita donde quedaba nuestro hotel, a eso del medio día.

La decisión básica en este caso fue prescindir del taxi en todo momento y aprovechar al máximo nuestras piernas para que nuestros ojos no se perdieran de nada, así que una vez que dimos con el hotel (que estaba cerca de la Plaza de la Concordia), enfilamos por los Campos Elíseos hacia el Arco del Triunfo.

Después de visitar el Arco del Triunfo nos fuimos en metro hasta los pies de Montmartre para visitar la Basílica del Sacre Coeur y dar una vueltecita por los alrededores, que están llenos de artistas. La tarde la terminamos en el Louvre que por ser viernes cerraba más tarde (a las 21:00 en lugar de las 18:00)

El día dos fue un correr y recorrer, partiendo por la visita a la Catedral de Notre Dame (no nos topamos con el Jorobado) y después a la Conciergieri (donde está la celda de María Antonieta) y la Santa Capilla (lugar en que se guardaban algunas reliquias traídas de las cruzadas). Después de un contundente baguette (nuestro almuerzo típico) visitamos el Panteón, lugar que fue originalmente una iglesia y que después con los tiempos anticlericales fue reconvertido para ser la tumba de los más ilustres ciudadanos franceses.

En eso nos dieron cerca de las cinco de la tarde y nuestro plan de visitar los jardines de Luxemburgo se vieron frustrados porque al ser invierno a esa hora estaban cerrando el parque (Bu!) y en vista de la fila que tendríamos que hacer en el siguiente lugar de la lista (y por el punzante dolor en los pies por el camino recorrido y los escalones subidos) optamos esta vez por el tren… siguiente parada: Torre Eiffel!!!

Siempre he pensado que la torre Eiffel hay que visitarla por la tarde, cuando comienza a descender el sol, así aprovechas de verla de día y de noche. Gracias a Dios que no nos tocó mucha fila y la suerte estaba de nuestro lado porque el tope de la torre se descongestionó y volvieron a permitir el acceso justo cuando nos tocaba comprar las entradas!! Terminamos el día caminando por el borde del río del vuelta al hotel, sin dejar de hacer la parada de rigor en el carrito que está junto a la Rueda para comer unos creps o waflles a modo de cena.

Ültimo día en Paris lo pasamos en Versailles… que lindo palacio y que hermosos jardines, si en invierno se veían así en primavera debe ser algo realmente impresionante…  recorrimos el parque del palacio incluyendo el dominio de María Antonieta, todo muy muy bonito… volvimos ya de noche a dejarnos caer en nuestras camas exhaustas pero contentas de que a pesar no de haberlo visto todo, vimos lo suficiente para recordar que estuvimos aquí.

Espero poder ir nuevamente... con más calma y en una época algo más cálida, con F y recorrer juntos de la mano las calles de Paris...

Por Malú
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