La bolsa del almuerzo
Cada vez que veía en el metro a las tipas que iban a sus trabajos con esas bolsas llenas de cosas (generalmente el almuerzo), me daba un escalofrío, ya que a parte de la incomodidad de parecer perchero ambulante, estéticamente el asunto se presentaba nada de glamoroso.
Claro que como la vida es redondita y nunca hay que decir “de esta agua no beberé”, por motivos ajenos a mi control terminé convirtiéndome, muy a mi pesar, en un miembro más del ejército de las bolsitas.
Siempre trato de llevar una cartera chica, con solo lo indispensable (por ejemplo si está nublado o es de noche me preocupo de sacar los anteojos de sol para que no hagan peso innecesario), nada de cosmetiquero, costurero y cosas para esos por si acaso que nunca pasan. El pensar en llevar arrastrando un bolso extra hace que me ponga mal genio…
Mantenerme fiel al principio de menos es más en lo que respecta a adminículos colgados de mis hombros era un éxito total cuando almorzaba fuera de la oficina, pero desde que me traigo mi propia comida (y colaciones varias para entretener el diente durante el resto del día) con el fin de ahorrar y por sobre todo comer sano y saludable (cada vez desconfío más de esos lugares de almuerzo rápido, sobre todo los estilo gourmet ejecutivo…jejee) andar acarreando la bolsita se ha vuelto inevitable.
Claro que la famosa bolsita, usada casi en exclusividad por el segmento femenino (no recuerdo haber visto a algún hombre con una), ha tenido su evolución. Hace un tiempo atrás era la bolsa “linda” de alguna tienda, plástica eso sí, pero de una calidad superior a la del supermercado, que se usan finalmente para la basura, jamás para la comida, cuando mucho para envolver algún recipiente con líquido.
Hoy por hoy se ha ido dejando atrás la bolsa plástica,( gracias a dios! ), destronada por la gloriosa “bolsa ecológica” (por ecológica se entiende que no es de plástico), ya con algo de diseño o más glamorosa por ser “verde”, porque parece más personalizada o al menos menos masiva, con diversos colores y de una consistencia que no deja ver su contenido.
Todavía no me convenzo de que la bolsa sea mejor que la “lonchera”, usé una un par de veces, pero no era muy cómoda, sobre todo para el transporte público, porque como que quedaba atorada entre la gente..jejeje..
Estas cosas tan banales pueden parecer insignificantes frente a los grandes problemas de la humanidad, la crisis económica europea, la violencia en medio oriente y los abortos obligados en china… es cierto… pero son nuestras cosas del día a día y en alguna parte hay que ventilarlas.
Por Malu