¡Le damos la bienvenida a
una nueva colaboradora! María Pia Galindo (Alias La Keka) nos cuenta las
aventuras y desventuras con el amor de su vida, el guapetón y enigmático HGM.
¡Bienvenida Keka!
Hombre Guapo en Micro
Nos vimos por primera vez la
semana pasada y me llamó la atención porque entre el movedero de gente que te
obliga a avanzar hacia la parte de atrás de la micro, de
pronto me encontré cara a cara con él y lo primero que asaltó mi mente fue
decirle: "Hola, hace mucho que no veía un hombre tan guapo como tú, cásate
conmigo". Pero el frenón de camión ganadero que dió el chofer me removió
la hasta el cerebro y me impidió hablar.
Y ahí estaba él, más
lindo que ver la cordillera nevada. Y ahí estaba yo completamente embobada con
su aspecto, a menos de 30 centímetros de su cara sin lograr quitarle los ojos
de encima. La micro llegó al paradero y yo tenía que bajarme, él se acercó a la
puerta...rogué a todos los ángeles que se bajara también, hasta le ofrecí a
virgencita un rosario completo, pero parece que la virgencita estaba en
otra porque cuando la micro reanudó la marcha, al voltear hacia atrás no
ví a nadie y justo me pilló mirándolo por la ventana mientras se alejaba.
Caminé rumbo a mi
oficina pensando que al menos había comenzado la semana de la manera más
agradable posible y al llegar al semáforo a dos cuadras de distancia de mi
destino, CHAN! ahí está él de nuevo!! Ya planeaba cómo hacer para tomarle una
foto con el celular (disimulando) cuando él aprovechó una pausa en el tráfico
para cruzar con el semáforo en rojo para peatones...a punto estuve de cruzar
detrás de él y a punto estuve de ser arrollada por un auto que al frenar hizo
tanto ruido con los neumáticos que HGM volteó a mirar que pasaba y me vió
haciendo el ridículo a media calle en el cruce de la muerte. Que horror, debe
haber pensado que lo estaba persiguiendo. Que horror, tenía razón.
Lo último que ví de
él ese día, fue que dio vuelta caminando en la misma esquina donde lo hago yo
para ir a mi trabajo pero eso fue todo porque tuve que esperar todavía 3
minutos más a que el maldito semáforo cambiara para poder finalmente cruzar la
calle. Llegué a mi edificio pensando que quizás lo encontraría esperando el
ascensor, que subiríamos juntos y podría escuchar su voz al decir buenos días o
chao. Pero no, al entrar estaban esperando el ascensor puros viejos feos,
gordos y pelados...(pucha, qué tanto le costaba al destino) ni rastro de HGM y
para cuando llegué a mi oficina me senté y pasé la primera media hora tomando
café y rogándole a toda la corte celestial encontrarme con él al salir a la
hora de almuerzo o de vuelta a la casa.
Parece que la corte celestial
tenía otros planes para mí y HGM. Todavía no se cuáles son, pero estoy convencida de que nos volveremos a encontrar...Así tenga que subirme a todas las micros del transantiago.
Por La Keka.