Existe un delicado equilibrio entre la sinceridad y ser una bruja y por otro lado, entre ser una falsa hipócrita y callar cosas que no van a ayudar a nadie. Nadie más partirdaria que yo de la sinceridad, especialmente entre féminas, pero también entiendo que hay veces en que hay que tener filtro para darte cuenta de que cerrar bien la boquita trae más beneficios que abrirla y dejar la embarrada.
Todas tenemos una -o varias- amigas así: de esas que tienen la boca tan grande que de verdad no puede mantenerla cerrada. Y no estoy hablando de la yegua común y corriente que disfruta desplegando su lengua viperina para sembrar mala vibra a diestra y siniestra. No, de la que estoy hablando es de esa amiga que cree que su misión en la vida como amiga tuya, es decirte absolutamente todas la verdades, aunque te duelan, y tienes que aguantarla, perdonarla y hasta darle las gracias, porque después de todo, para eso están las amigas.
¿Qué tú no tienes ninguna amiga así? Bueno, pues malas noticias entonces...o eres más pastel que la Cristina Moreno (que por cierto, flaco favor les hace a las chilenas solteras de más de 30 esa serie, pero de ella ya hablaremos) o la perra eres tú. ¿Qué no la reconoces? bueno, aquí tres sencillas maneras:
1. Cuando encuentras algo que querías comprarte desde hace mucho tiempo, ese pantalón, bolso, zapatos o lo-que-sea con lo que te sientes soñada.
Todas tenemos una -o varias- amigas así: de esas que tienen la boca tan grande que de verdad no puede mantenerla cerrada. Y no estoy hablando de la yegua común y corriente que disfruta desplegando su lengua viperina para sembrar mala vibra a diestra y siniestra. No, de la que estoy hablando es de esa amiga que cree que su misión en la vida como amiga tuya, es decirte absolutamente todas la verdades, aunque te duelan, y tienes que aguantarla, perdonarla y hasta darle las gracias, porque después de todo, para eso están las amigas.
¿Qué tú no tienes ninguna amiga así? Bueno, pues malas noticias entonces...o eres más pastel que la Cristina Moreno (que por cierto, flaco favor les hace a las chilenas solteras de más de 30 esa serie, pero de ella ya hablaremos) o la perra eres tú. ¿Qué no la reconoces? bueno, aquí tres sencillas maneras:
1. Cuando encuentras algo que querías comprarte desde hace mucho tiempo, ese pantalón, bolso, zapatos o lo-que-sea con lo que te sientes soñada.
- La perra: lo primero que te dice es "no, no voy a dejarte comprar eso, te ves horrible/ridícula/fea/enana. Te estoy haciendo un favor".
- Tu amiga: te pregunta si de verdad te gusta, cómo te sientes con él y te deja ser porque entiende que lo importante es cómo te ves/sientes tú, no como lo hacen los demás.
- La perra: lo primero que te suelta es "ay amiga, es que tu eres muy bruta, parece que te los buscas a todos igual de malos, yo sabía que esto iba a pasar..."
- Tu amiga: Pucha amiga, que mala...y luego usa todos los clichés de "al diablo los hombres" "él se lo pierde" "tú te mereces mucho más", etc. etc. etc.
- La perra: te la quita de las manos argumentando que lo que menos necesitas ahora que estas a punto de volver al mercado es engordar aún más (énfasis en el aún más).
- Tu amiga: se come la mitad del helado contigo, miran películas estúpidas y cantan canciones de amor hasta el amanecer, con una botella de tequila (o ron, o ginebra o vodka o jugo) y al otro día te arrastra al gimnasio y se inscriben juntas.
¿Notaron la diferencia? Tu amiga es la que antes de hablar, antes de abrir su enorme bocota y empeorar las cosas, se pregunta "¿A quién le voy a hacer un bien diciendo esto que estoy a punto de decir? y si la respuesta es "a nadie", se corchetea los labios y lo piensa dos, tres o hasta cuatro veces antes de decir nada.
Esas son tus amigas, las que son sinceras de corazón, que te dicen las cosas en verdad por hacerte un bien y no solo por ser unas perras (por más que no quieran serlo).
*Por Mara
*Por Mara