13 de junio de 2012

Domingos en familia

  ¿Como para repetirse?

Siempre que voy con El Esclavo a un restaurante a almorzar en domingo me quedo mirando con envidia esas mesas tipo té club donde hay alguna familia grande que se junta a almorzar los domingos. Cuando pienso en que no tendré hijos, pienso en que no tendré los almuerzos domingueros donde llegan los nietos a que los malcrie la abuela, o los hijo(as) grandes a hablar con los papás y recordar los tiempos de cuando eran chicos.

Me gustan las familias grandes. Cada vez que veo las películas como "Los tuyos, los míos y los nuestros" o "Más barato por docena" me quedo pegada pensando que se sentirá tener una gran familia feliz...la mía no era tan grande, pero no eramos pocos...5 hijos en total pero tres vivimos lejos de la casa materna (yo la más lejos) y es difícil juntarnos a compartir una comida.


Si, si, ya se que los almuerzos domingueros en casa de los papás o de los suegros terminan volviendose una monserga y uno lo único que quiere es quedarse acostadito en su cama todo el domingo sin que nadie lo moleste y sin tener que vestirse de gente decente y pasar las mejores horas del séptimo día oyendo a la suegra quejarse de que nunca la van a ver o tener que soportar a los niños de tu hermana que pasan corriendo alrededor de la mesa del comedor y lo tiran todo.

Pero no me pueden negar que es lindo tener esas costumbres familiares de juntarse todos. Especialmente en esas edades en las que los padres y los hijos ya no están separados por barreras generacionales y se hablan de tú a tú de los más variados temas o cuando se alegran de ver a sus hijos disfrutando de ser malcriados por los abuelos.

Quizás lo estoy viendo todo otra vez con mis anteojos rosados y por eso solo me imagino escenas de amor fraternal y postres exquisitos circulando por la mesa. Quizás en realidad el almuerzo dominguero con la familia es una tortura a la que los hombres tienen que asistir para que no les "corten el agua" y las mujeres tengan que aguantar a la suegra con tal de que la vieja bruja no se aparezca por tu casa, y los niños asisten solo porque les prometieron una visita al mall después del postre.

Podría patentar los benditos anteojos rosados y venderlos como la panacea para aguantar las reuniones familiares... "Anteojos que lo hacen ver todo color de rosa. Deje de sufrir y asista con gusto a la casa de los suegros" Llame ya!
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