31 de enero de 2011

In-sensata en la oficina: Vacaciones de fin de semana.

Vacaciones cada fin de semana

Los que -como yo- cambiaron de trabajo a fines del año pasado, se tienen que bancar este verano sin vacaciones. Y no sé ustedes cómo se sienten, pero para mí es exactamente igual que estar a a dieta: Quiero toooodo lo que no puedo tener!

“Quiero vacaciones” ha sido mi frase mas repetida desde que comenzó Enero, especialmente cuando miro vacío el escritorio de alguno de mis compañer@s de trabajo que felizmente se va a la playa o al campo por las siguientes dos semanas. Debo admitir que la envidia me corroe como líquido para el radiador del auto.

Además leí por ahí en un díario que para que las vacaciones realmente surtan efecto (es decir, para que de verdad uno regrese descansado de sus vacaciones) estas deben tener una duración mínima de 4 semanas. 4 SEMANAS! jajajajaja! Eso además de que uno debería dejar su computador, teléfono celular y la parte cerebral que trabaja encerrados en casa. Bueno, eso es imposible señores! Al menos para nosotros los pobres asalariados, porque eso sí no hay gerente que encuentres en su oficina después de las 3 de la tarde un viernes o antes de las 10 de la mañana un lunes.

Como soy una rebelde, me negué terminantemente a que toda esta basura me llenara el cerebro y terminara deprimida por tener que trabajar mientras todos, TODOS, están de vacaciones y así que me dí yo misma permiso para veranear ¿Cómo? Haciendo de cada fin de semana unas mini vacaciones.

No me mal entiendan, no hago grandes producciones ni me doy “escapadas de fin de semana” de esas que salen publicitadas en los catálogos y que apuntan precisamente a los que como yo necesitamos la ilusión de que salimos de veraneo. No, mi plan es hacer pequeñas cosas el fin de semana que me hagan sentir descansada, desconectada del trabajo y conectada con las cosas que me gustan.

¿Y saben una cosa? ¡El fin de semana recién pasado me funcionó! Solo se trata de dejar a la tú que trabaja bien encerradita en la oficina y relajarte el fin de semana, hacer cosas por y para tí, buscar panoramas entretenidos en la ciudad, que además está vacía y siempre hay algo que hacer, divertirte y ni pensar, repito, ni pensar en el trabajo. No hagas las cosas del día a día que no hiciste en la semana, relájate, descansa, lee algo entretenido (por supuesto Casquivana.cl) y no sientas ese gusanito que comienza los domingos por la tarde a corroer el estómago y te hace recordar las cosas pendientes que tienes para el lunes. Dale bien fuerte con un zapato a ese gusanito y mira la puesta de sol, tómate la última cervecita antes de acostarte y regresarás recargada a una semana más de trabajo...¡que terminará con las próximas vacaciones el siguiente viernes!

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