Locuras Moradas
En fin, esta mañana abro el diario y uno de sus suplementos venía lleno de publicidad en color de rosa (ni que se celebrara el día de Frutillita) promocionando sus románticas opciones de cenas para el próximo 14 de Febrero, día de los enamorados.
Tengo que reconocer que no soy muy fan del día de los enamorados, tal vez porque para F y para mí todos los días son día de los enamorados (o día de los morados, como lo bautizamos) o porque creo que si uno quiere a una persona no tiene que esperar una fecha específica para hacer algo especial.
Así que me declaro oficialmente como el “Grinch del día de los enamorados” y al igual que el Sombrerero Loco celebra los no cumpleaños (una excelente idea por lo demás) yo optaré por celebrar los “No día de los enamorados” (para que celebrar un solo día si puedo hacerlo los otros 364?).
Ya, pero nunca tan Grinch como para hacer una campaña en contra, igual aprovecho esta oportunidad para inspirarme en ideas románticas que en algún momento llevaré a cabo. Todas obviamente que no tienen nada que ver con la típica salida a comer, a un abarrotado restaurante, donde la intimidad y la pausa se pierden porque el lugar está repleto y hay varios clientes que esperan que uno desocupe la mesa porque tienen la siguiente reserva.
Qué mejor que planear una locura de enamorados (locuras moradas) y sorprender al otro con algo que nunca imaginó.
Estas son historias que he escuchado por ahí, todas ciertas, no necesariamente pasaron para el día de los enamorados, pero igual pueden servir de inspiración…
Por ejemplo una vez una amiga raptó a su marido y lo llevó sin que el ni siquiera sospechara algo, a pasar un fin de semana a una romántica hacienda histórica ubicada cerca de Pelequén.. imagínense su cara cuando tomaron la salida de la carretera y se dio cuenta que el letrero de señalización decía “Los Lingues”.
Escuché también una historia en que otra amiga fue llevada a dar un a paseo temprano por el Cerro San Cristóbal (ambos bien deportistas y outdoor) y cuando llegaron arriba, él saca de su mochila un mantel, copas, panes, quesitos, etc.. o sea todo lo necesario para un desayuno con vista a la ciudad.
Haciendo un llamado a la solidaridad casquivana, las invito, queridas lectoras y queridos lectores, a que compartan sus locuras enamoradas, sean reales o ideas, para que todos nos nutramos de la sabiduría colectiva!!!