La nana, más que un lujo... una necesidad
El otro día una amiga me mostraba orgullosa una herida de guerra que tenía entre los dedos pulgar e índice producto de haber estado limpiando todo el sábado su depto – que!!! …pero contrata a alguien! – le dije, a lo que ella respondió que no, que no era para tanto y que prefería encargarse de eso ella antes de que otra persona la osara ordenar sus cosas.
Mi realidad es totalmente distinta, yo prefiero que alguien más se encargue del orden, salir de la casa dejando la cama desecha y volver y que esté todo listo, eso es lo mío, lo que sí, al igual que mi amiga, eso de que alguien como que invada tu espacio me complicaba un poco.
Cuando recién nos cambiamos a Santiago con F nosotros nos encargábamos de toda la limpieza, orden y aseo del nuestro pequeño hogar, bueno, más bien lo hacía F, porque como es medio cuático, por donde yo pasaba con la escoba él barría de nuevo… jajaja…
En fin, cuando el tema de llegar el viernes del trabajo a limpiar (a limpiar de verdad, no esa limpieza a lo animalitos de Blancanieves de entre semana) o levantarse el sábado en la mañana a hacer el aseo se estaba volviendo caótico, acompañado por exclamaciones del tipo “es el colmo que no podamos descansar ni en nuestra propia casa!” y otras cosas por el estilo fue que decidimos clamar por ayuda y contratamos a una persona que fuera una vez por semana a limpiar y planchar.
Al cabo de un par de años, esa ida una vez a la semana se transformó, cuando las camisas planchadas empezaron a escasear, en dos veces a la semana y de verdad que el alivio se notó, era como “mmm… como que las cosas se mantienen más limpias ahora….” Jajajaja.
A comienzos de esta año, con tanta novedad eso de dos veces por semana ya no iba a ser suficiente, así que no nos quedó otra que meternos la mano al bolsillo, apretar los dientes y contratar a alguien que se hiciera cargo del asunto de lunes a viernes… ahora sí que las cosas se mantienen limpias y ordenadas siempre.
En los países desarrollados como que esta situación de pagar para que alguien se encargue de lavar, planchar, ordenar y cocinar no es muy común, dicen que es porque el costo de la mano de obra es mucho mayor que acá y por eso solo se ve en los estratos económicos más altos, a diferencia de Chilito, donde tener nana (o asesora del hogar) no es algo que va tan de la mano con el ingreso.
Tener ayuda doméstica en Chile es más una opción personal que económica, me refiero a que no es algo directamente proporcional a los ingresos porque hay gente que ganando muy poco igual deja unos pesitos para que alguien se encargue de los quehaceres del hogar aunque sea de vez en cuando, mientras que hay otros que pudiendo pagarle a alguien para que vaya todos los días prefieren encargarse ellos mismos de todo con tal de no tener a una persona “extraña” dentro de la casa (como mi amiga la de la herida de guerra).
Y ustedes… como se las arreglan?
Por Malú