28 de mayo de 2012

Chile, día de la madre y Michelle Bachelet


Madre solo hay una


El día de la madre tiene dos días en Chile, el 10 de mayo, que es el oficial de calendario, y el siguiente domingo al 10, que es el día en el que todos celebran “como Dios manda” a la autora de sus días. Sea llevándole el desayuno a la cama, haciéndole un regalo (en estos tiempos nunca falta el desatinado que le regala una plancha), llevándola a comer a algún lugar o a pasear, todo el mundo encuentra la forma de honrar a la madrecita que nos dio la vida.


Pues bien, yo he llegado a la conclusión de que Chile es un país sin madre...y que no lo digo el sentido mexicano, sino en el más literal de los sentidos. Y esa figura materna de la que están tan faltos los chilenos, se vio materializada durante el gobierno anterior en nada más y nada menos que la mismísima entonces presidenta, Michelle Bachellet.


Su figura baja y regordeta, los ojitos que se le achinan al reír, esa carita de “ay mijito, no se preocupe, aquí está su madre”...todos son atributos que le juegan a favor a “la gordi” para convertirse en la madre de Chile. Y así mismo la trata el país, como la sacrosanta y abnegada madre que todo lo sufre pero todo lo puede, que todo lo soporta con paciencia y cariño y que siempre tiene los brazos abiertos para que su hijo vuelva a refugiarse en su regazo...aunque ese hijo ya tenga más de 40 y vuelva a la casa después del segundo divorcio y sin pega. Ahí está su madre para recibirlo.


¿Han visto esas escenas de películas donde la mamá hace el aseo y guarda todo amontonado en el closet, y luego cuando viene el primer incauto que no sabe lo que hace, abre la puerta y explota todo? Sale el transantiago volando por encima de la cabeza, la crisis de la educación se desmorona desde el cajón de arriba y cae con un ruido estrepitoso, la crisis energética que estaba metida en una caja al fondo, detrás de la expropiación de territorios indígenas, sale disparada pasando también a llevar la maleta en la que estaban guardados los problemas de la reforma procesal penal y la corrupción y falta de probidad en los procesos legales. Y así, todo va cayendo sobre los hombros del papá que fue y abrió el closet para buscar quien sabe qué cosa que ya se le olvidó por el golpe que le dio en la cabeza la falta de una reforma tributaria cuando le cayó encima.


¿Y la mamá? Tomando café en el club de bridge de las Naciones Unidas, por eso dejó todo ahí apretujado donde a nadie le importa, porque tenía prisa por ir a reunirse con sus amigas. “De todas maneras -pensó la mamá Michelle mientras tomaba su bolso y su abrigo- vuelvo más rato y arreglo las embarradas que encuentre”.


Y ahí está chile, no solo esperando, sino pidiendo (a través de la intención de voto) que vuelva la madrecita que en lugar de darle trabajo, educación, salud y desarrollo,  se dedicó cuatro años a regalarle cosas insignificantes (como el subsidio para la tercera edad, o el bono por hijo, que son una burla, bien marketeada, pero una burla al fin), la quieren porque da días feriados, porque en lugar de educar les da a todos sus hijos una palmadita en la espalda y les perdona sus travesurillas de niños malcriados.


Cuando en la casa gotea el grifo de agua, el papá toma el teléfono y llama al plomero, pero mamá Michelle sería incapaz de tomar una decisión así: las mamás buenas reúnen a toda la familia y hacen un consenso en el que todos estén de acuerdo con la mejor forma de arreglar la gotera, tienen que estar todos los miembros de la familia, elegir a la persona correcta, el presupuesto aprobado por todos, designar a los representantes que estarán presentes mientras el plomero trabaja y consultar con los vecinos si les molestará el ruido. Para cuando se ponen de acuerdo ya es necesario también traer a otras 20 personas para que arreglen los desperfectos causados por la inundación. Pero no importa, porque todos en la familia tuvieron voz y voto en la decisión.


Lo peor de todo es que Chile, además de no tener madre, pareciera que tampoco tiene memoria, no se acuerda que la bañera está goteando porque la mamá cada vez que salía y entraba en la ducha la pateaba “sin querer”, no se acuerda que fue la mamá la que guardó las cosas en el closet y barrió el polvo hasta esconderlo debajo de la alfombra…tampoco se acuerda que el 27 de Febrero fue ella, la figura materna que inspiraba confianza y seguridad, la que dijo que no había probabilidad de tsunami después del terremoto y que todos se quedaran en sus casas.


Dicen por ahí que “madre solo hay una”…en el caso de Chile, no hay frase más cierta que esa. Y parece que se vienen cuatro años más para demostrarlo.




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